Paradigma del pensamiento
La etapa VUCA exige que las personas deben tener el atributo de tener clara la dirección, sentir curiosidad y deben salir de la zona de confort del pensamiento. Y no solo con ellos mismos, sino que también deben de aprender a hacerlo con las personas de su equipo.
VUCA es una condición que requiere muchas preguntas profundas y penetrantes, esos matices y preguntas desafiantes que estimulan diferentes puntos de vista y debates. La mente del ser humano en el contexto de los negocios debe permitir generar preguntas abiertas para encender y alimentar la imaginación. Abrir la forma de pensar es una cualidad demasiado rara, pero cuando se aplica puede traer saltos revolucionarios en el progreso humano. El líder empresarial debe practicar las preguntas analíticas que deben distinguir entre «lo que uno piensa de lo que uno sabe» en su mente. El sondeo persistente ayudará a discernir los eventos rápidamente al revelar la respuesta a cualquiera. La agilidad y la flexibilidad se ha vuelto crítica debido a los ajustes estratégicosque deben hacerse continuamente.
Ser flexible es una de las cualidades de nuestra mente en el entorno VUCA, pero para ser flexible y consistente, debemos de ser en algo inflexibles en algo, y ese algo es la visión y el propósito.
Nuestro pensamiento es consecuencia de nuestra memoria, del conocimiento almacenado que puede incluir el conocimiento y las habilidades que ha adquirido en un entorno formal más las experiencias que ha tenido en la vida. Las experiencias incluyen todas las que aprendió, ya sea leyendo libros y revistas, viendo la televisión, hablando con amigos, explorando nuevos lugares durante una excursión, buceo, caminatas por el bosque, trotando o situaciones similares que le permitirán usar sus sentidos. Y gana de lo que percibes. Sin embargo, muchas personas piensan que tanto pensar «más allá» como «fuera» de la caja son la misma cosa. El foco es usar una perspectiva diferente o inusual para derivar soluciones a problemas, descubrir algo nuevo o crear algo nuevo.
Para ello los líderes deben de estar dispuestos a influir y hacer posible el propósito y el desafío. Ello requiere estas nuevas competencias del liderazgo:
- Ser capaz de ir “más allá” y saber influir a través del propósito.
- Comprender cómo se moviliza a las personas, cómo ser capaces de comunicar y conectar emocionalmente con las personas, más allá de explicar, convencer o negociar.
- Saber cómo construir desde el conflicto, saber cómo saltarse las barreras al cambio.
- Saber cómo funciona la mente creativa y saber cómo hacer que su equipo quiera el cambio. Y ello requiere tener en cuenta una nueva forma de pensar sobre cómo funciona el pensamiento y el ser humano, contradictorias muchas de ellas con lo que creíamos hasta ahora.
Cómo opera el pensamiento
“Desde el origen de la civilización, nos sentimos muy orgullosos del pensamiento, pues a través de él hemos creado todo lo que tenemos alrededor, tecnologías, automóviles, productos industriales, construcción, arte, poesía…prácticamente todo lo que llamamos naturaleza ha sido ordenado por el pensamiento. Aún así, hay algo que no funciona bien y que genera la destrucción…” – David Bohm
Así, nos dice que uno de los pensamientos que nos hacen tropezar es la creencia de que “yo estoy haciendo bien las cosas y son los demás quienes las hacen mal”. Ese pensamiento nos invade como un virus, una enfermedad del pensamiento, del conocimiento, de la información que se propaga por todo el mundo. Y cuantos más ordenadores, aparatos de radio, televisión existan, mayor será la velocidad a la que se propaguen porque ellos nos transmiten, sin darnos cuenta, como si se tratara de un virus, la modalidad de pensamiento que nos caracteriza.
El único sistema, la única forma de atajarlo es ser conscientes, reconocer su presencia, y podremos así ver cuál es el origen del problema, que es idéntico en cada uno de nosotros. Porque aunque atribuyamos el origen del problema a algo exterior a nosotros, el origen es mucho más profundo y se asienta en el proceso global del pensamiento, algo que es colectivo y nos afecta a todos.
La mayoría de lo que creemos que son nuestro pensar no es individual, es consecuencia de nuestra cultura y nos impregna. Nosotros solo hacemos pequeñas modificaciones a lo que nos transmiten nuestros padres, amigos, escuela, periódicos, libros… seleccionando lo que nos agrada y desechando lo que nos disgusta, pero su origen es común a todos nosotros. La estructura profunda de nuestro pensamiento, su fuente continúa y atemporal, se halla siempre en el presente y para descubrirlo no debemos remontarnos en el tiempo.
Es importante darse cuenta de que la estructura común del pensamiento es común a todos nosotros, y es importante ser consciente que el contenido del pensamiento y la estructura profunda no son dos cosas separadas, porque la forma que pensamos sobre el pensamiento tiene un efecto sobre su estructura. Si pienso que el pensamiento viene de mí, esa creencia afectará al modo que opere mi pensamiento
Acumulamos el conocimiento a través de la práctica y la experiencia. Pensamos algo, lo organizamos, lo integramos en la memoria y termina organizándose en conocimiento. Todo se halla ligado a alguna parte del cuerpo, todo está dentro del mismo sistema.
Esto lleva a que en muchas ocasiones, a la hora de resolver determinadas cuestiones, nos atasquemos todos en los mismos enfoques, con lo que se convierten en algunos de los aspectos de los que llamamos la cultura de la organización. Se hace clave comprender y desarrollar la competencia de lo que nosotros llamamos “mente VCA” para poder abordar los nuevos retos desde otros significados que generen nuevas forma de pensar. De alguna manera, nuestros significados profundos generan la cultura de una empresa, lo que pensamos sobre los clientes, sobre nuestro potencial, sobre nuestra misión en el mercado, sobre nuestro propósito, etc. Algunos significados nos impulsan y otros nos bloquean. Es lo que llamamos habitualmente barreras al cambio, cuando queremos evolucionar la cultura.
Así las claves para abordar las mentes VUCA son:
- Para situaciones VOLÁTILES: separar los hechos de las opiniones es la clave.
- Para situaciones INCIERTAS: la escucha y la comprensión son vitales. Ser de mente abierta con respecto a puntos de vista alternativos.
- Para situaciones COMPLEJAS: uno necesita reunir datos de varias fuentes, sopesar alternativas, tomar decisiones bajo presión y probar las vías de solución según criterios relevantes.
- Para situaciones AMBIGUAS: curiosidad; provocando y evaluando argumentos; haciendo las preguntas correctas; adaptabilidad y la agilidad para pensar.
Por otro lado es interesante distinguir entre el “pensamiento” y “lo pensado”. El pensamiento tiene que ver con el presente tenso, una actividad en curso que puede incluir una sensibilidad crítica de una actividad que no funciona bien, la aparición de nuevas ideas, y tal vez alguna percepción interior. Lo pensado atañe al pasado. Tenemos la creencia que nuestros pensamientos se desvanecen, pero no se evaporan, de alguna manera quedan en el fondo de nuestro cerebro y dejan una huella, lo pensado. Y a partir de ese momento, lo pensado opera de manera automática, con lo que lo pensado es la respuesta de la memoria a lo que ha ocurrido.
Del mismo modo sería interesante distinguir entre el “sentir” (sentimiento) y lo “sentido”. En sentir se experimenta en el presente activo, en el que la sensación se halla en contacto con la realidad. Lo “sentido” son sensaciones que hemos registrado. De la misma manera, nuestro cerebro puede asociar una situación a un sensaciones del pasado, y en ese sentido son “sentidas”.
El hecho es que si solo son grabaciones que vuelven a activarse, tendrán escasa relevancia a la hora de proporcionarnos una respuesta a la situación inmediata que estemos viviendo.
Lo pensado y lo sentido no son ajenos a nosotros y son prácticamente imposibles de controlar, aunque nuestra cultura nos de una imagen errónea de esto. Ante una situación de sensación de ataque (por ejemplo, cuestionan nuestra idea y nos sentimos apegado a ella) nuestro sistema neuroquímico segrega las mismas sustancias como si se tratara de un ataque del tigre sable, generando las estrategias instintivas. Y ese estado, no es el más adecuado para tener una vía de salida intuitiva creativa, de hecho, cuanto más piense en ese estado, peor se sentirá.
El pensamiento nos ofrece una representación de la experiencia, nos lo presenta de nuevo. La percepción nos presenta algo y el pensamiento nos lo re-presenta como una abstracción. Es como un mapa, más limitado que el territorio que representa, pero nos resulta una abstracción útil porque deja de lado detalles que no interesan.
Otro ejemplo, cuando alguien habla, suscita en los que le escuchan algún tipo de representación, como si lo estuvieran percibiendo. El relleno. Pero esta percepción no es idéntica a la cosa representada, sino que es abstracta, y destaca ciertos puntos que pueden ser de interés respecto a la percepción original. Constantemente estamos articulando este tipo de representaciones.
El hecho es que la representación no solo está presente en el pensamiento, sino que se funde con la experiencia o la percepción real.
De esta forma la resultante de la percepción de los sentidos, el pensamiento y algún tipo de intuición entremezclamos es lo que llamaos “presentación neta”.. sintetizado, el modo que experimentamos algo depende del modo en el que nos lo representamos .. o mal presentamos.
Nosotros no solemos percatarnos de la relación existente entre presentación y representación, pues el pensamiento parece incapaz de darse cuenta de que esto es lo que ocurre. Por alguna razón el pensamiento los confunde. Todo esto ocurre sin que seamos consciente de ello. No se trata de valorar si es bueno o malo, lo que funciona mal es que no nos demos cuenta de ello. Poco podríamos hacer si no hubiese relación entre representación y presentación. Si queremos emprender algo no basta con representarla en nuestra imaginación, también debemos tenerla presente en nuestra percepción. Si quiero hacer una figura de barro, también necesito tener la presentación de las diferentes etapas de la evolución del barro. No es posible actuar bajo una representación imaginaria, necesitamos una presentación concreta.
Cómo hemos visto, la misma realidad tiene representaciones diferentes, una trucha se representa de manera diferente a un biólogo, un cocinero o un pescador. Y existen momentos que debemos forjarnos representaciones que se ajusten a nuestros intereses, decimos “necesito representármelo de cierta forma para poder hacer algo”, lo cual mantiene nuestra atención e interés mientras llevamos a cabo la acción. No hay nada equivocado en ello, de hecho resulta absolutamente necesario para emprender alguna acción. Es necesario que se nos presente de esa manera.
La falta de conciencia respecto de ese proceso resulta crucial. Si alguien dice “los empresarios son unos explotadores” y tú lo aceptas y lo das por hecho, “la representación del pensamiento influirá en la presentación perceptual”. Una vez que lo hayas aceptado, se convertirá en un pensamiento tácito e implícito que se presentará como si de una percepción se tratara la próxima vez que veas a un empresario y la explotación se verá cómo algo inherente a él. Uno no dice “soy consciente de que una persona me ha dicho que los empresarios son explotadores pero el hecho es que pueden serlo o no. Mejor será que observe para ver si es cierto” En lugar de ello, “lo que son” parece presentárnoslos “ahí fuera” y a partir de ese momento, pensamos en ello como si fuera un hecho completamente ajeno al pensamiento.
En ese momento el pensamiento comienza a confirmarse a sí mismo y a crear “hechos” que realmente no son tales.
Una respuesta a «VUCA 12. Las nuevas mentes VUCA: Paradigma de pensamiento y cómo opera el pensamiento»
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