La propuesta de abordar el diálogo prestando atención al pensamiento tal vez parezca algo trivial, pero el hecho es que en él se asienta la raíz de nuestros problemas, y también el camino que puede llevar a una transformación creativa.
Para resolver un problema de pensamiento debemos poner atención al proceso de pensamiento, cuando tengo un problema, el pensamiento mismo es el problema.
Lo que funciona mal en el pensamiento es que hace cosas y después dice que no los ha hecho, y después dice que los problemas ocurren independientemente de él. La única manera de desarticular los problemas consiste en dejar de pensar de ese modo, el pensamiento debe ser consciente de sus consecuencias.
El cuerpo tiene la propiedad de la propiocepción, es capaz de percibir su propio movimiento, nos damos cuenta de la relación entre la intención y la acción, y entre el impulso a moverse y el movimiento mismo. Si careciéramos de propiocepción, el cuerpo no podría funcionar.
Desde el punto de vista del pensamiento, no somos conscientes de la intención de pensar, pero uno piensa porque tiene la intención de hacerlo, intención que se deriva de la idea de que es necesario pensar porque existe un problema. Y si prestamos atención, podremos percibir la intención y el impulso que nos lleva a pensar, y podremos darnos cuenta de la aparición de un pensamiento, que puede suscitar un sentimiento.
Cómo no solemos ser conscientes de eso, creemos que los pensamientos y sentimientos crecen de la nada. Pero eso es erróneo. Los problemas que se originan son por falta de propiocepción. El objetivo de la suspensión es crear un espejo donde veamos el resultado de nuestros pensamientos, una propiocepción. De manera que uno tiene la intención de decir algo a alguien, e inmediatamente tiene la posibilidad de darse cuenta de las consecuencias de la acción.
La totalidad de los problemas del ser humano se generan por la falta de propiocepción del pensamiento. El pensamiento crea problemas que luego trata de resolverlos, pero no hace más que empeorarlos, porque no se da cuenta que es él el que los ha generado y que cuanto más piensa, más problemas genera.